Confinamiento:
tener rutinas… o no
Recuerdo que al tercer día de este encierro forzado, cumpliendo con la obligada y recomendada rutina de hacer ejercicio, me sorprendí a mí misma siguiendo una clase online de aerobic (en alguna moderna variación). Al minuto cinco, por suerte, me di cuenta de que ya había tocado fondo en este encierro. Me sentí ridícula, estaba haciendo algo que no tenía ningún sentido para mí, porque tampoco me gusta hacerlo en mi vida “real”. Me di cuenta de que movida por el miedo y la confusión me estaba dejando llevar por la ingente cantidad de folletos, columnas de opinión y vídeos de whatsapp que me recomendaban mantener una rutina y hacer ejercicio, entre otras muchas cosas.
Así que en ese momento decidí, a modo de Escarlata O´Hara puño en alto, tres cosas:
- reducir mi participación en grupos de whatsapp.
- reducir mi tiempo en las redes sociales y en la lectura de temas relacionados con este mal bicho.
- intentar, remarco intentar, hacer lo que me diera la gana en cada momento.
No ha sido fácil, ha sido un mes duro, la irrealidad, la tragedia social y económica, el bicho y el miedo, se han mezclado con el descanso, la alegría, la amistad y algunas hermosas certezas. No es fácil vivir en esta montaña rusa emocional a la que nos han subido.
Cuando al inicio de esta crisis me pidieron que yo también diera mis recomendaciones y me senté a escribir y me aburrieron tanto mis consejos, esos que antes ya me había aburrido leer, que dejé de escribir. Mi recomendación fue,
haced lo que podáis y lo que podáis estará bien. Suerte
Y un mes después, como dice la maravillosa y emocionante canción de Rozalen, he vivido. Pero sigo encontrándome con los mismos consejos, mantén una rutina. Recomendaciones que creo que elevan el nivel de miedo y exigencia para muchas personas, “tengo, tengo, tengo… porque si no…”. Así que yo llevo un mes diciendo a las personas a las que acompaño, “haz lo que puedas y lo que puedas estará bien. Aquí estoy”.
Así que, a quien quiera, necesite y pueda mantener una rutina genial, le felicito. Pero yo reivindico, para quien no quiera o pueda marcarse rutinas, que no lo haga. Levántate por la mañana y pregúntate ¿qué me apetece hacer ahora? Aquí y ahora, en este momento. ¿Puedes hacerlo? Adelante. Si es leer, lee. Si es eso que tienes que hacer acorde con tu trabajo, sea. Si es dormitar un rato más después de desayunar, sea. Si es ver una peli, sea. Si es escribir un artículo, ahí va. Hoy sí.
¿Qué tal si aprendemos a parar? Porque es lo que de verdad nos toca ahora a muchos.
¿Qué tal si bajamos nuestros niveles de exigencia? ¿Qué tal si aprendemos a conectar con eso que realmente nos apetece en cada momento? Y si lo que me apetece es no hacer nada, amén.
Si tengo suerte me tocará volver a madrugar, a los compromisos laborales, a los horarios, a las rutinas. ¿Por qué tengo que imponerme obligaciones y rutinas ahora? No me quiero levantar a la misma hora, no quiero comer a la misma hora, no me quiero duchar a la misma hora, no quiero hablar con amigos porque toca. No sé qué hay de malo en pasar un día, dos, tres, leyendo novelas, sin deporte, sin llamar a nadie, comiendo cuando tengo hambre o sin comer porque mi cuerpo no me lo pide. No le veo ninguna ventaja a cortar ese, o cualquier otro, momento de sosiego y disfrute para hacer ejercicio, llamar a alguien, salir al balcón a que me dé el sol, a aplaudir, visitar un museo virtual, limpiar mi casa, ordenar los armarios, mantenerme informada. Ni siquiera para comer o ducharme si no me da la gana. Ya lo haré cuando me apetezca, y sobre todo, sobre todo, cuando pueda.
Así que si quieres levantarte por la mañana y hacer de lo que te dé la gana y puedas en cada momento te aplaudo y felicito.
Madres y padres pensaréis, ojalá pudiera, lo entiendo. También podéis probar en la medida de las posibilidades… o no. Yo repito, “haced lo que podáis y lo que podáis estará bien. Suerte”. Si no te vale, lo tiras a la basura que con tratar de acompañar a vuestros hijos e hijas confinados (mal-tratados) ya tenéis bastante.
Y termino, creo que en esta crisis NOS ESTÁ FALTANDO EMPATÍA Y COMPASIÓN y nos están sobrando consejos, rutinas y críticas. Surprise surprise. Pero eso lo dejo para otro artículo… o no.
3 thoughts on “CONFINAMIENTO: tener rutinas… o no”
Extraordinario !!!
Ayer hablando con un grupo de amigos llegábamos a una conclusión parecida: hacer o no hacer, que más da, lo importante estar bien con una misma. Porque todos vamos pasando por varios sentimientos de enfado, apatía, desesperanza y con ellos la exigencia encaja muy mal. Dejemos la exigencia que lo que sobre llevamos ya es bastante.
Gracias por tu aportación con este artículo
Grande Ade!! Ya bastantes cosas nos están exigiendo e imponiendo.. Como para exigirnos más a nosotros mismos… Yo estoy cuidando de mi hija (mal-tratada..) y créeme que ya tengo bastante. Con intentar que ese mal-trato no le afecte más de lo que lo está haciendo. Cuando me dicen los demás, casi todos, que que bien lo están llevando sus hijos!!.. Permitanme que dude un poco.. Y que ellos, los adultos también lo están llevando muy bien… Bueno me alegro si es así!! Pero yo no lo estoy llevando tan bien.. Si mejor de lo que pensaba, pero bien… NO.
Un beso grande Ade, cuidate!! Yo también estoy aquí
No podía estar más de acuerdo contigo Ade. Yo con mis adolescentes sólo me he propuesto tener la mejor de las convivencias. Intentar respetar los momentos de no compartir, momentos de miedo…también reírnos e incluso conocernos en algunas facetas que la rutina no había permitido aflorar….
Ese es nuestro objetivo…sobrevivir con la mejor convivencia posible.